Situado a 500 km de distancia de la costa africana y a 1000 km del continente europeo, el archipiélago de Madeira, de origen volcánico, está formado por dos islas principales: la isla de Madeira y la isla de Porto Santo, y dos conjuntos de islas deshabitadas: las islas Desertas, tres pequeñas islas situadas a 25 km al sureste de la isla de Madeira y las islas Selvagens, dos islas y dieciséis islotes situadas a 250 km al sur de Madeira, que constituyen reservas naturales. Madeira es un paraíso subtropical a dos horas y media de Europa. Las islas de Madeira y Porto Santo forman se encuentran a un paso del continente europeo: a 860 km de Lisboa, 400 km de Tenerife y 770 km de las Azores. Se tarda tan sólo 1 hora y media en avión en llegar desde Lisboa; y entre 2 horas y dos horas y media a España. El archipiélago atrae a miles de turistas todo el año, muchos de los cuales llegan en cruceros que pueden verse en el puerto de Funchal. La misma es la ciudad principal y capital de la isla, ubicada al sur de ésta. Funchal fue la primera ciudad que los portugueses fundaron fuera del continente y se extiende por las faldas de la inmensa montaña que es toda la isla montaña hasta el mar, donde se encuentra el centro histórico. Otra ciudad de interés es Cámara de Lobos, al oeste, conocida por el Cabo Girão donde se encuentra uno de los acantilados más altos de Europa y al cual se puede subir en funicular; También destacan por su interés algunos pueblos como: Santana, en la costa norte, con sus peculiares Palhoças, casas tradicionales de Madeira; Porto da Cruz, Ribeira Brava y Calheta, al oeste de Funchal. La isla de Madeira es la más grande, pero aún así tiene tan sólo 57 km de largo y 22 km de ancho, por lo que se puede recorrer en poco más de una hora por la vía rápida. Por otro lado, un ferry acerca a los visitantes, en 2 horas y cuarto a la isla de Porto Santo, la segunda isla del archipiélago. Para moverse hay múltiples posibilidades: alquilar un coche, hacer rutas a pie, en bici, el funicular para recorrer los cielos de Madeira, los buses turísticos en Funchal y los pintorescos carros de cestoscon los que se puede descender desde el barrio de Monte hasta el centro de la capital. Madeira es un destino donde encontrar experiencias únicas y turismo de aventura. Naturaleza en su estado puro y bellas vistas al mar desde los impresionantes acantilados o las preciosas playa de arena dorada de la isla de Porto Santo, son algunas de las postales más reconocidas. Además es posible realizar actividades y deportes ligados a la montaña o el mar, buceo, parapente, trekking y senderismo, bicicleta de Montaña (BTT) o cañoning, surf, etc… En cuanto a la oferta cultural, Madeira cuenta con numerosos monumentos y museos además de eventos y fiestas populares. El clima de Madeira es privilegiado con temperaturas ideales a lo largo de todo el año (25ºC en verano y 17ºC en invierno) y sus aguas cálidas, pero también su naturaleza exuberante llena de contrastes. El tiempo de Madeira cambia rápidamente pero siempre garantiza sol y frescor. Y para los asiduos del sol, no hay más que irse a Porto Santo, allí casi nunca llueve y el sol es omnipresente, pero con la ventaja de no pasar de los 30º gracias a la brisa del Atlántico. Madeira es más que un destino de playa. Existen las playas, pero estás no son el principal atractivo. Las hay de arena blanca importada en Calheta y Machico; negra en São Vicente y Prainha en la Península de São Lourenço. Y muchas otras playas de piedra donde es perfectamente posible y deseable bañarse, sin contar las piscinas naturales acondicionadas en Porto Moniz y Seixal. Sin embargo, uno de los grandes atractivos de Madeira es la variedad de sus paisajes naturales que invitan al visitante a realizar múltiples actividades en escenarios diferentes. Su accidentada geografía hace del archipiélago un destino perfecto para los amantes de la montaña y para todos aquellos a los que les encanta hacer rutas de senderismo. Madeira y Porto Santo son islas tranquilas y seguras, donde pasear, disfrutar del mar y la gastronomía son actividades obligatorias. Sin embargo, el achipiélago también es uno de los lugares más atractivos para practicar deportes de aventura como el cañoning, escalada, puenting, los vuelos en ala delta o parapente y el submarinismo. Por otra parte, no hay que olvidar que en Madeira hay una increíble variedad de parques y jardines con innumerables plantas exóticas de mil colores procedentes de todos los continentes. Como el magnífico Jardín Botánico de Funchal, de visita obligada. La isla de Porto Santo es más tranquila y plácida, perfecta para un turismo de bienestar. Sus arenas medicinales, sus hoteles con encanto, y las propiedades minerales de su inmensa playa de arena dorada, o incluso ir al centro de talasoterapia, son algunas de las opciones que ofrece la isla. La herencia que se remonta a la época de los Descubrimientos se refleja en los museos, iglesias, palacios, en las costumbres, el folclore, las fiestas y las manifestaciones artísticas y artesanales del archipielago. Merece la pena visitar edificios de gran belleza arquitectónica, muchos de ellos clasificados Monumento Nacional, como el Palácio de São Lourenço, la Sé Catedral, la Fortaleza do Pico, el Mercado Municipal dos Lavradores, la Igreja do Colégio dos Jesuítas o la de São Envagelista, el Convento de Santa Clara o el Forte de São Tiago. Pero también las tradicionales casas de techo de paja, una auténtica atracción turística en la localidad de Santana. Entre los acontecimientos que más turistas atraen todos los años, está la espectacular Fiesta de fin de año, que se empieza a celebrar varias semanas antes con diversos festejos y actividades. Las calles se llenan de luces, farolillos y motivos florales de gran belleza esperando la gran noche de año nuevo en la que madeirenses y turistas asisten a un espectáculo pirotécnico único. Pero, dependiendo en la época del año en la que decidan visitar el archipiélago de Madeira, podrá participar en otras grandes fiestas y eventos culturales como el Carnaval, la Festa da Flor, la Festa do Vinho, el Festival do Atlântico o el Festival de Colombo. La gastronomía madeirense, es simple y muy ligada al mar, con platos de marisco y pescado fresco, como el pulpo y el camarón preparados de diferentes formas, las lapas asadas, los bistés de atún y los filetes de pez espada a la madeirense. En cuanto a carnes, la famosa “Espetada” de carne de vaca, acompañada de maíz frito y del típico Bolo-do-Caco con mantequilla de ajo es lo más tradicional. Y junto a la deliciosa gastronomía, el rey indiscutible de la isla: el famoso vino de Madeira, apreciado internacionalmente. Admirado por reyes, príncipes, exploradores y generales en el pasado, continúa en nuestros días gozando de una fama indiscutible. No faltarán tampoco hoteles con encanto, quintas palaciegas sobre las laderas y resorts. La oferta hotelera y de servicios es tan grande como en el resto de regiones turísticas de Europa.